domingo, 20 de mayo de 2007

La mayor de mis locuras fue hecha por un ansia de libertad, de sentirme viva, de salirme del inmenso humo que me oscurecia. Quien estuvo a mi lado durante ese proceso lo sabe, quien vivió conmigo los meses previos, sabe que hubo un momento de desición, de armarme de valor dar un giro radical a mi vida y de simplemente comenzar a vivir. A hacer lo que mi mente maquinó un día al escuchar:

**Balada para un Loco**

Y me fui a Argentina, asi sin mas, renunciando a mi trabajo, con pocos pesos en la bolsa, con algunos planes pero sobre todo con esa adrenalina de aventurarme a hacer algo para mi, algo que un día le contaré a mis hijos, una experiencia que me devolvió la vida.
Si bien es cierto que pocas semanas antes de irme empezaba a radiar nuevamente el sol, necesitaba acomodarse algo dentro de mi, algo que no estaba bien y necesitaba sacudirse y ahogarse en una noche solitaria en Puerto madero, que necesitaba comerse en un asado atras de la Facultad de Filosofía y Letras , que necesitaba ser mojado en las playas de Villa Gesell, algo en mi que necesitaba ser olvidado en la imponente caida de agua de Iguazu, algo en mi que necesitaba renacaer en las pláticas de mis amigos los argentas, de Coco, de Alejandro, de Cisco, del gato de Coco (simon en mis momentos de extrema soledad platicaba con él), algo que simplemente se quemó en un algun tabaco mal fumado en las calles bonaerenses. Y asi fue: me fui y regresé otra.
Y algo renació a la distancia, un inmenso amor a mi vida, a mi gente, al hombre que esta a mi lado, a mis amigos y a lo bello de la vida. Argentina fue parte importante de mi cura y regresé deseando volver a esa gran ensalada tanguera que necesita un buen aderezo para comerse con placer y una quilmes sobre la mesa.

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