Nunca dejó de crecerle el pelo, ni las pestañas, ni las cejas, seguia ahi, con la boca atada, con el alma atrapada dentro de su propia cabeza desde su derrota y hasta la eternidad
Asi una vez, hace ya quizá unos 10 años o más, en el comedor elegantisimo de mi tía T, nos enseñó a mi padre y a mi lo que en ese momento me pareció lo mas impresionante que había visto y había tocado en mi vida: Una cabeza humana reducida de los Jíbaros, la tenían dentro de una cajita de cristal, mi tía la sacó y yo recuerdo perfectamente que lo primero que toqué fue su larga cabellera, misma que, desde su llegada a esa casa hasta el dia que la vi habria crecido como 3 centímetros según informes de mi misma familia... del como llegó ahi... no recuerdo, pero sé como se fue de esa casa: envuelta en una bolsa de pan, y directo a la basura. Desde que la cabeza permaneció en casa de la tía T se acumularon un sin fin de desgracias, de desventuras y crisis que fueron achacadas al alma encerrada del guerrero jíbaro. Yo puedo decir que toqué una verdadera cabeza reducida.... He aqui la historia de lo que me refiero:
El pueblo de los Shuar, más conocido por el nombre de Jíbaros (nombre dado por los españoles) es originario del altiplano ecuatoriano, en las fuentes del Amazonas, al norte del río Marañón y entre las cuencas del río Pastaza y el río Chinchipe.
**Del Tsantsa a mis manos**
Asi una vez, hace ya quizá unos 10 años o más, en el comedor elegantisimo de mi tía T, nos enseñó a mi padre y a mi lo que en ese momento me pareció lo mas impresionante que había visto y había tocado en mi vida: Una cabeza humana reducida de los Jíbaros, la tenían dentro de una cajita de cristal, mi tía la sacó y yo recuerdo perfectamente que lo primero que toqué fue su larga cabellera, misma que, desde su llegada a esa casa hasta el dia que la vi habria crecido como 3 centímetros según informes de mi misma familia... del como llegó ahi... no recuerdo, pero sé como se fue de esa casa: envuelta en una bolsa de pan, y directo a la basura. Desde que la cabeza permaneció en casa de la tía T se acumularon un sin fin de desgracias, de desventuras y crisis que fueron achacadas al alma encerrada del guerrero jíbaro. Yo puedo decir que toqué una verdadera cabeza reducida.... He aqui la historia de lo que me refiero:
El pueblo de los Shuar, más conocido por el nombre de Jíbaros (nombre dado por los españoles) es originario del altiplano ecuatoriano, en las fuentes del Amazonas, al norte del río Marañón y entre las cuencas del río Pastaza y el río Chinchipe.
Si por algo son realmente conocidos y temidos, es por la capacidad que tienen de reducir las cabezas de sus enemigos.
De cada victoria, el gran guerrero conserva un testimonio: una cabeza cortada y luego reducida. Esta costumbre no tiene por único objeto hacer alarde de trofeos de guerra, pretende que el espíritu del muerto, el muisak, no vuelva para vengarse del asesino.
Por ello, el guerrero que mató a un enemigo debe llevar a cabo un complejo ritual, destinado a encerrar el alma del muerto en su propia cabeza, cuidadosamente reducida, llamada tsantsa. La preparación de la cabeza dura varios días y las operaciones materiales se alternan con las ceremonias mágicas.
El proceso es el siguiente:
- Lo primero es, obviamente, cortar la cabeza al enemigo.
- Con un cuchillo se hace un corte desde la nuca al cuello, se tira de la piel y se desprende del cráneo. Se desecha el cerebro, ojos y demás partes blandas, además de todos los huesos.
- Se mete en agua hirviendo a la que se añade jugo de liana y otras hojas, lo que evita que se caiga el pelo. Se mantiene durante unos quince minutos aproximadamente; más tiempo la ablanda demasiado y es difícil impedir que no se pudra.
- Se saca del agua (con un tamaño aproximado de la mitad del original) y se pone a secar.
- Se raspa la piel por dentro para quitar restos de carne y evitar el mal olor y la putrefacción y se frota por dentro y por fuera con aceite de carapa.
- Después se cose el corte de la nuca, los ojos y la boca, de manera que queda como una bolsa, en la que se echa una piedra del tamaño de un puño o el volumen equivalente en arena caliente.
- Se cuelga sobre el fuego para disecarla poco a poco con el humo a la vez que se le va dando forma al cuero con una piedra caliente. En este proceso la cabeza acaba de reducirse.
- Una vez seca la cabeza se vacia la arena y se tiñe la piel de negro.
- Luego se introduce un cordón de algodón por un agujero practicado en la parte superior de la misma y se asegura en la abertura del cuello con un nudo o un palito atravesado.
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